Racing mostró su otra cara: sin gol y sin respuestas anímicas

Justo antes del clásico de Avellaneda, cuando Racing debía demostrar que sus buenas victorias en fila ante San Lorenzo y Newell’s habían sido su verdadera cara y no un golpe de suerte, tropezó en casa ante Godoy Cruz. Fue derrota por 2 a 0, con dos tantos del goleador Tomás Badaloni, que en cuatro minutos, con un cabezazo y un disparo de zurda, sepultó la ilusión que latía en el Cilindro de Avellaneda.
Para la Academia es una caída que duele por lo que se viene en lo inmediato ante Independiente y también por tratarse de un torneo corto, que da poco lugar para la recuperación. Pero sobre todo lastima por las formas: hasta el tanto tombino, cuando iban 15 minutos del segundo tiempo, el local había sido claro dominador del juego y parecía que la ventaja en el marcador estaba al caer. Pero hay leyes en el fútbol que son tan viejas como la pelota. Y lo que no pudo embocar en el arco rival, Racing lo sufrió en el propio.
Tomás Badaloni, autor de los dos goles de Godoy Cruz, disputa la pelota con Santiago Sosa.
Del equipo que se paseó por Rosario el lunes pasado ante Newell’s, Costas decidió tocar una sola pieza: le hizo lugar a Juan Fernando Quintero, el distinto del equipo. Para que ingrese el zurdo salió el lateral Facundo Mura. Un cambio ofensivo para un cuadro que venía de marcar ocho goles en tres días.
Racing salió con un póker de ataque a enfrentar a un Godoy Cruz que guardó algunos nombres porque el jueves debe enfrentar a Colo Colo por la Copa Libertadores: Pablo Solari por derecha, Maximiliano Salas por izquierda, Quintero con libertad para moverse y Adrián “Maravilla” Martínez como referencia en ataque. Se sabe: acumular delanteros no siempre significa cosechar goles. Y la Academia lo comprobó una vez más.
Si bien impuso el ritmo del partido desde el inicio, le costó generar peligro cerca del arco mendocino. La más clara fue otro disparo de media distancia de Bruno Zuculini, como en el partido pasado, pero esta vez la pelota rebotó en el travesaño. También la tuvo Quintero a la salida de una jugada preparada, pero Franco Petroli le ganó la pulseada.
Con un Cilindro lleno por la ilusión que despertaron las dos goleadas en fila ante San Lorenzo y Newell’s, Racing por momentos contagió a sus hinchas. El lema del equipo de Costas pareciera ser que todos corren por Quintero y el colombiano juega por los demás. Con esa receta fue empujando al cuadro mendocino contra su arco, pero el 0 a 0 no se movía.
Para la segunda mitad, la Academia pareció salir con otra determinación, más directo. Antes de los cinco minutos de juego ya había generado tres situaciones claras de gol. Pero chocó con un actor inesperado: el arquero Petroli. Primero le ganó un mano a mano claro a Solari. Luego, se estiró para tapar un zurdazo de Quintero, que otra vez quedó solo a la salida de un tiro de esquina. La tercera fue un muy buen centro de Gabriel Rojas que Martínez no llegó a conectar.
Leonel Miranda y un final con gestos preocupados en RacingFotobaires.
Un par de minutos después de aquella acción, Maravilla armó revuelo en el área. Su reacción fue la muestra de impotencia de un equipo que sentía que hacía el gasto pero no lograba ponerse en ventaja. Y ese tumulto, sumado a los cambios que metió Daniel Oldrá, despertó al visitante. Tomás Badaloni, con dos apariciones que dan muestra de lo buen centro-delantero que es, puso a Godoy Cruz en ventaja por 2 a 0. El 1 a 0 fue un cabezazo tan cruzado como inatajable. El gol que liquidó el partido fue con un zurdazo oportunista. En cuestión de minutos, la Academia pasó de tener esa sensación de superioridad a estar dos goles abajo en el marcador. Demasiado lejos.
Y esa es una materia que aún debe preparar este equipo. Así como en tres días logró llevarse por delante a puro vértigo a San Lorenzo y a Newell’s, da la sensación de ser aún demasiado anímico: se envalentona cuando hay viento a favor y ve fantasmas cuando la tarde se pinta de negro, como ocurrió en esta sexta fecha de la Copa de la Liga ante Godoy Cruz. Si Costas busca impregnar de su fanatismo por Racing en sus dirigidos, deberá revisar qué ocurre cuando el equipo está en desventaja. Ante el Tomba, por momentos pareció desesperarse.
Adrián Martínez, que venía de marcar en los dos partidos anteriores, forcejea con Martín LucianoFotobaires
Más allá de la dura caída por el contexto, se llevó una buena noticia Racing. A diferencia de lo que ocurría en los últimos tiempos de Fernando Gago, cuando una derrota era acompañada por una cortina de silbidos, los hinchas aplaudieron y alentaron al equipo más allá del 0-2. Como si todavía tuviera lugar para la ilusión. Eso sí: la despedida vino acompañada de un pedido: “Que el domingo cueste lo que cueste tenemos que ganar”. El sábado próximo, por la fecha de los clásicos, la Academia visita a Independiente en el Libertadores de América. Para un equipo en formación parece ser una oportunidad ideal para terminar de encontrar su identidad.