Educar con el portuñol: una realidad cotidiana en todo el Alto Uruguay...

12/10/2025
Educar con el portuñol: una realidad cotidiana en todo el Alto Uruguay...

La Escuela 560 ubicada en una zona rural en Colonia Alborada refleja la convivencia del español y el portugués en el dialecto que da identidad a la zona. Yakeline Croile, directora del establecimiento, compartió su experiencia y mirada al respecto.

La Escuela Nº 560 funciona en Colonia Alborada, municipio de 25 de Mayo, en el Alto Uruguay.

La Escuela Nº 560 funciona en Colonia Alborada, municipio de 25 de Mayo, en el Alto Uruguay.

En el Alto Uruguay, donde el verde se confunde con el río y las voces cambian de acento con cada saludo, la Escuela Nº 560 de colonia Alborada enseña mucho más que a leer y escribir. Allí, entre chacras y caminos de tierra, los chicos llegan al aula con un modo de hablar que combina el portugués y el español y encuentran en la escuela un lugar donde su forma de decir también tiene valor. Cada jornada es una convivencia entre culturas, costumbres y sonidos que atraviesan la frontera sin pedir permiso.

Según contó Yakeline Croile, directora del establecimiento, muchos niños llegan con el portugués o el portuñol como lengua materna, lo que genera dificultades en la lectoescritura, en la pronunciación y en la comprensión de consignas. Esa diversidad lingüística atraviesa la vida escolar y vuelve más lento el proceso de alfabetización.

A su entender, el bilingüismo constituye una riqueza cultural, aunque en los primeros años puede transformarse en un obstáculo. Por eso, los docentes dedican más tiempo a acompañar a los alumnos, utilizando recursos visuales y orales que facilitan la comprensión y fortalecen la lectura y la escritura.

En cada jornada, el aprendizaje se apoya en dinámicas participativas. “Utilizamos imágenes, dramatizaciones, juegos de palabras, canciones y cuentos bilingües”, relató la directora.

Mencionó que recurrir al portugués o al portuñol es una estrategia útil para garantizar la comprensión y evitar que algún niño quede rezagado.

Además de la práctica cotidiana, el equipo docente recibe capacitaciones en alfabetización y materiales de lectura que fortalecen su trabajo. También cuentan con el acompañamiento de la supervisora, quien orienta sobre estrategias didácticas para contextos de frontera y promueve espacios de intercambio con otras escuelas rurales.

La convivencia entre lenguas, explica Croile, se da de manera natural y respetuosa. Los alumnos alternan entre portugués y español sin conflictos y los docentes valoran esa diversidad como una fortaleza que enriquece las clases, los actos escolares y las actividades recreativas.

En este escenario, la escuela asume un papel central en la construcción de identidad. Más allá de la enseñanza del español, refuerza el sentido de pertenencia argentina, el respeto por los símbolos nacionales y la valoración de las raíces locales que dan sustento a la comunidad.

“Buscamos que los alumnos sientan orgullo por su lengua familiar y por su cultura. Se incluyen en los proyectos anuales celebraciones locales, costumbres de las familias, la producción tabacalera y ganadera y las tradiciones de frontera. Se promueven actividades donde los alumnos comparten recetas, palabras en portugués, canciones y relatos familiares”, expresó la directora.

Por otra parte, la comunicación con las familias es clave para sostener el aprendizaje. Las consignas se explican con apoyos visuales, demostraciones y un lenguaje claro en reuniones y cuadernos de comunicación, de modo que todos puedan acompañar desde el hogar.

La apertura hacia la comunidad también forma parte del sello institucional.

 

“La escuela mantiene vínculos con instituciones locales, centros de salud y escuelas vecinas. También participa en ferias de ciencias, encuentros culturales y proyectos ambientales que involucran a toda la comunidad. Estas redes fortalecen la identidad y el trabajo cooperativo”, señaló Croile.

Origen de la escuela

El origen del establecimiento está marcado por el esfuerzo conjunto. En este marco, la educadora recordó que fue creado por iniciativa de los vecinos, con apoyo de Gendarmería Nacional y del Ministerio de Educación, para evitar que los niños debieran cruzar el río.

Escuela 560 en Colonia Alborada

La escuela se creó con el apoyo de vecinos, Educación y Gendarmería.

“Antes, muchos iban en canoa a estudiar del otro lado, en Brasil. Antes de esa fundación, las familias enviaban a sus hijos a escuelas lejanas y la mayoría cruzaba la frontera para asistir a clases. Con la creación de la Escuela 560, el acceso a la educación básica se garantizó dentro de la propia comunidad”.

Hoy asisten 46 alumnos de Colonia Alborada y de parajes cercanos del municipio de 25 de Mayo. La mayoría pertenece a familias tabacaleras y ganaderas que valoran la posibilidad de que sus hijos estudien cerca del hogar y en un ambiente que los representa.

En tal sentido, la directora explicó que la mayor parte de los niños aprende el español en la escuela, ya que en sus casas se comunican principalmente en portugués o portuñol. El contacto formal con el idioma nacional comienza recién en el nivel inicial o en primer grado.

“Al principio les cuesta reconocer sonidos, escribir correctamente y comprender textos. Suele ser un proceso paulatino. Les cuesta sobre todo reconocer los sonidos, escribir palabras correctamente y comprender textos. Pero con acompañamiento constante, materiales visuales y apoyo familiar, logran grandes avances”, detalló.

A su vez, indicó que en algunos casos los docentes utilizan el portuñol o expresiones en portugués para facilitar la comprensión. Esa práctica fortalece la confianza y anima a los chicos a participar y expresarse sin miedo. Con el paso del tiempo, la escuela se consolida como el espacio donde se produce la transición hacia el español hablado y escrito. Según Croile, este proceso se construye con paciencia, continuidad y trabajo sostenido en la oralidad, la lectura y la escritura.

Finalmente, la directora resaltó que la evaluación se realiza de manera formativa y continua. “Se realiza una evaluación formativa y continua, observando avances en la comprensión oral, la pronunciación, el vocabulario y la producción escrita. Más que centrarse en los errores, se valora el esfuerzo, la participación y el crecimiento en la comunicación en español”, concluyó.

Entre los sonidos del monte y del río, la Escuela 560 sigue siendo un lugar donde la palabra -con cualquier acento- une a la comunidad en torno al aprendizaje.

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