Los 10 consejos para empezar a correr y disfrutar el proceso sin presiones...
Con estrategias adecuadas y objetivos claros, es posible progresar sin lesiones y transformar esta actividad en un pilar de la rutina diaria. Cómo lograrlo, solo o de a dos...
La importancia del ejercicio físico es innegable. Mejora la salud cardiovascular, fortalece los músculos, reduce el estrés y promueve una mente equilibrada. Entre las múltiples opciones disponibles, correr se destaca por ser accesible, versátil y efectivo.
La buena noticia es que cualquier persona puede convertirse en corredora si sigue un plan de entrenamiento adecuado que se adapte a su capacidad, objetivos y estilo de vida. Desde el primer paso hasta alcanzar una rutina estable, el running puede transformar tu bienestar físico y mental.
Según explicó a Infobae la corredora Fabiana Hasbani, quien desde hace años acompaña grupos running de mujeres, uno de los problemas más comunes es que las personas “solo piensan en el resultado físico”, sin darle valor al proceso de entrenamiento.
El enfoque obsesivo en el objetivo estético puede llevar a ignorar lo fundamental: “Sostener la actividad física es clave. En un mundo donde todo parece girar alrededor de la inmediatez y los resultados rápidos, disfrutar del proceso se vuelve más difícil. Lo que más cuesta hoy es lograr disfrutar lo que hacemos”.
Comenzar caminando a paso rápido para preparar el cuerpo y mejorar la resistencia es una buena manera de comenzar. Una vez que la persona se sienta cómoda, podrá combinar intervalos de caminar y correr, aumentando gradualmente el tiempo dedicado a correr.
Este método, además de efectivo, reduce el riesgo de lesiones y facilita la adaptación. Invertir en un par de zapatillas cómodas, planear las sesiones y, sobre todo, ser constante son algunas de las recomendaciones generales que suelen dar los que más saben.
Lo más importante es dar ese primer paso y disfrutar del proceso.
10 consejos para empezar a correr de cero
Explorar nuevos lugares añade variedad y motivación al correr (Imagen Ilustrativa Infobae)
- Simplemente salir. Dejar de planificar en exceso y comenzar. Dedicar 20 minutos a caminar o correr tres días a la semana. Con el tiempo, incrementar gradualmente la duración o frecuencia. El hábito empieza con pequeños compromisos.
- Adoptar el método de correr y caminar. Intercalar correr y caminar para evitar agotarse. Por ejemplo, correr tres minutos y caminar uno. Este método es ideal para principiantes, ya que permite adaptarse progresivamente al esfuerzo físico.
- Practicar la técnica. Realizar calentamientos antes de correr con ejercicios como sentadillas y zancadas. Tras correr, enfriamientos ligeros y estiramientos ayudarán a prevenir lesiones y a que el cuerpo recupere su estado de reposo.
- Buscar nuevos lugares. Cambiar de escenario mantiene la motivación. Explorar parques, senderos o diferentes superficies añade variedad y emoción a las sesiones.
- Progresar lentamente. Evitar lesiones aumentando la carga semanal de tiempo o distancia en un máximo del 10%. Correr para disfrutar, no para competir al principio.
- No desanimarse. Habrá días difíciles. En esos momentos, recordar por qué se empezó y enfocarse en las propias metas. Una mala sesión no define el progreso general.
- Hacerlo divertido. Incorporar elementos lúdicos, como correr en lugares especiales o participar en carreras temáticas. Esto puede mantener el entusiasmo y añadir un toque especial a los entrenamientos.
- Correr con música o entretenimiento. La música o los podcasts no solo ayudan a distraerse, sino que también pueden reducir la percepción de esfuerzo. Escoger algo motivador para acompañarse es buena idea.
- Encontrar una comunidad de corredores. Unirse a grupos locales o correr con amigos. La compañía fomenta la responsabilidad y hace más ameno el entrenamiento.
- Elegir un buen equipo. Inversiones clave como zapatillas adecuadas y medias técnicas pueden marcar la diferencia, previniendo lesiones y mejorando la experiencia.
Cuáles son los obstáculos más comunes para empezar a correr
Un joven deportista experimenta dolor agudo en su rodilla tras un ejercicio intenso. Este incidente resalta la importancia del cuidado corporal y la prevención de lesiones musculares y articulares en el deporte. La imagen captura el momento preciso de la molestia, subrayando la relevancia de la salud y el bienestar en la rutina deportiva. (Imagen ilustrativa Infobae)
- Falta de motivación. El inicio puede ser difícil debido a la falta de hábito. Establece metas claras y realistas para mantener el interés.
- Lesiones o molestias iniciales. Es común que el cuerpo no esté acostumbrado al impacto. La progresión gradual y el equipo adecuado ayudan a evitar problemas.
- Percepción de aburrimiento. Repetir la misma ruta o rutina puede ser tedioso. Cambia de escenarios, explora superficies distintas o utiliza música para hacer las sesiones más dinámicas.
- Tiempo limitado. La falta de tiempo puede ser un obstáculo. Programar entrenamientos cortos pero efectivos es la solución. Unos 20 minutos tres veces por semana son suficientes para empezar.
Cómo lograr que correr se haga un hábito
Cualquier persona puede ser corredora con el plan de entrenamiento adecuado (Imagen Ilustrativa Infobae).
Convertir el running en un hábito requiere constancia y planificación. Establecer señales consistentes, como correr siempre a la misma hora o escuchar la música favorita antes de empezar. Recompensarse tras cada sesión, ya sea con un snack saludable o simplemente disfrutando de la sensación de logro. Crear un sistema de apoyo con amigos o unirse a grupos de corredores también puede ser clave para mantenerse motivado.
Con el tiempo, el running se integrará naturalmente en la rutina y se convertirá en una fuente de bienestar físico y emocional.
Lo más importante es dar el primer paso hacia una vida más activa y saludable.
Según Hasbani, la clave para comenzar a correr está en la paciencia y en evitar la prisa. “Es fundamental respetar el proceso y no intentar recuperar en pocos días lo que no se ha hecho en meses o años”, destacó. Además, recomendó una reflexión interna como punto de partida: “La mejor manera de arrancar es meterse dentro de uno mismo y pensar: ‘¿Qué quiero para mí? ¿Para mi vida?’”. Concluyó enfatizando la importancia de avanzar paso a paso: “¡Un día a la vez!”.
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