Vélez le ganó a Huracán y es el campeón de la Liga y les dio una gran mano a Boca y a River
No era fácil el desafío que tenía Vélez. Con dos finales perdidas en este 2024 (Copa de la Liga ante Estudiantes y Copa Argentina con Central Córdoba), el Fortín tenía una última chance. Un último tren pasaba por Liniers.
Era subirse a la gloria o batir un récord de tres finales locales perdidas en un mismo año. Más allá de Huracán, un rival que también llegaba con chances, el principal rival que tenía Vélez eran sus propios fantasmas. ¿Cómo iba a reaccionar un plantel joven ante tamaña presión y con un físico ya agotado? En un equipo como el de Gustavo Quinteros, que hace culto de la intensidad, perderla podía significar también perder el campeonato.
Pero hay que ponerse de pie ante Vélez. En los momentos más calientes, en los decisivos, volvió a su mejor versión. En el Amalfitani jugó un partido perfecto para nunca poner en riesgo la punta de la Liga Profesional. Terminó siendo un gran campeón por lo hecho durante el año, nada menos que llegando a definir las tres competencias domésticas.
Este domingo, mientras Talleres no podía con Newell’s, el Fortín borraba de la cancha al Globo y en los primeros 45 minutos ya sacaba una diferencia de dos goles. Desde la desfachatez de Maher Carrizo (siempre desequilibrante), el equilibrio con y sin pelota de Ordoñez. la solidez de sus centrales y las llegadas al área desde el vacío de Aquino, Vélez marcó diferencias. El 90% de estos apellidos son pibes del club. Una cantera inagotable de talentos, que pasaron en un año de jugar una final para no descender a tres para ser campeones. No es poco, es muchísimo.
Vélez también tuvo carácter. A los 30’, Claudio Aquino tuvo su revancha. Luego de que Galíndez le tapara un gol hecho casi en el área chica tras una gran jugaba colectiva (parecía que otra vez se iba a complicar la cosa), volvió a quedar solo ante el arquero. Carrizo hizo una gran jugada individual, lo dejó solo y con un doble remate la mandó a guardar.
A los 41’. Huracán se durmió a la salida de un tiro libre y Damián Fernández. El Amalfitani respiraba con alivio y luego explotaba. Estaba la mesa puesta para festejar. Todo cocinado. Tenían que pasar demasiadas cosas en 45 minutos para que Vélez no fuera campeón. Al menos dos goles de Huracán y uno de Talleres en Córdoba. Pero el local ya lo tenía y no lo iba a soltar.
De hecho, la fiesta se extendió todavía más cuando la Lepra se puso en ventaja en Córdoba. A falta de media hora para los festejos, en Liniers ya los habían adelantado. Con motivos de sobra. Demostrando una vez más que en el fútbol argentino los pibes siguen brotando en tierras fértiles.
Luego del golpe, el central quiso continuar en cancha, pero los médicos del cuerpo técnico de Gustavo Quinteros decidieron sacarlo por precaución, ya que parecía estar mareado en su reingreso al campo de juego. Pese al triunfo, Valentín Gómez rompió en llanto tras ser reemplazado por Aaron Quirós. Luego del triunfo y la consagración, el central confesó que tuvo días complicados luego de caer en la final de la Copa Argentina ante Central Córdoba. “Estoy bien, se me perdió un poco las imágenes”, confesó.