Según la UCA, la pobreza en Argentina trepó al 49,9% en el tercer trimestre y la mayoría de los hogares recortó gastos
La pobreza en Argentina llegó al 49,9% en el tercer trimestre de 2024, según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). Este aumento de 5,2 puntos con respecto al mismo período de 2023 refleja los efectos de las políticas de ajuste implementadas desde la llegada de Javier Milei al Gobierno. En tanto, la indigencia alcanzó el 12,3%, lo que representa un incremento de 2,7 puntos respecto al año anterior.
El informe resalta que el fuerte ajuste fiscal y la devaluación del tipo de cambio aplicados desde diciembre de 2023 generaron un impacto directo sobre los niveles de pobreza. “La devaluación y las políticas de ajuste aplicadas han tenido efectos profundos en el poder adquisitivo de los sectores más vulnerables”, indicó el estudio, que también destaca que, aunque la pobreza y la indigencia mejoraron levemente en comparación con los primeros meses del año, los niveles actuales aún son superiores a los de 2022 y 2023.
La pobreza infantil, un problema creciente
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la situación de la pobreza infantil. Según la UCA, el 65,5% de los niños y niñas de entre 0 y 17 años vive por debajo de la línea de pobreza, mientras que la indigencia infantil alcanza el 19,2%. En ese sentido, el documento señala: “Actualmente, 2 de cada 10 niños viven en pobreza extrema. En materia de infancia, los niveles actuales de indigencia y pobreza se acercan a los más altos de la crisis de 2022”.
Además, el estudio destaca un incremento de la pobreza infantil en los estratos medios, especialmente en las familias de menores recursos, con una mayor concentración de pobreza extrema en los sectores más bajos de la sociedad.
Privación alimentaria y recortes de gastos esenciales
El informe también subraya un fenómeno preocupante: la creciente privación alimentaria. Para 2024, el 24,3% de los hogares urbanos se encuentra en esta situación, un nivel que no se veía desde los años 2004-2005. Este dato revela cómo la crisis económica ha afectado el acceso de las familias a productos alimenticios básicos.
Además, uno de cada tres hogares ha debido recortar gastos en servicios esenciales. El informe detalló que el 31% de las familias ha ajustado en atención médica, el 29,4% en medicamentos, y un 27,1% no pudo abonar alguno de los servicios públicos como electricidad, gas o agua. Un 29,9% también informó no haber pagado impuestos debido a razones económicas.
El rol de los programas sociales en la mitigación de la pobreza
El estudio también destacó el importante papel que los programas sociales han jugado en la recomposición de los ingresos de los sectores más vulnerables. El 36,3% de las familias recibe algún tipo de asistencia a través de programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y pensiones no contributivas. Sin embargo, el informe alertó que si se eliminara esta asistencia, la pobreza aumentaría considerablemente, alcanzando el 54,1%, y la indigencia llegaría al 55,4%.
“La cobertura de los programas sociales de transferencia de ingresos y asistencia alimentaria directa se incrementó a lo largo de las últimas dos décadas, con particular focalización entre los estratos de nivel socioeconómico muy bajo y bajo”, explicó el documento.
Un panorama laboral complicado
Por último, la UCA hizo un análisis del mercado laboral, señalando que el empleo pleno es cada vez más escaso. Cuatro de cada 10 personas activas tienen un empleo de calidad, mientras que la baja demanda de trabajo formal es compensada por un aumento de los trabajos precarios. En 2024, el 44,8% de los trabajadores del sector microinformal viven en hogares pobres, una cifra que baja al 23,2% en el sector público y privado formal.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, reflexionó: “Lo que estamos sufriendo hoy no son solo políticas de ajuste, sino el agotamiento de un modelo que tiene más de 20 años. Estamos en medio de la crisis y en una transición. Aún falta la construcción de un nuevo modelo”.
Asimismo, Salvia destacó que, si bien las políticas de ajuste tuvieron un costo social en los primeros meses del Gobierno, las mismas lograron “menos impacto social del que podrían haber tenido en otro contexto”.