El argentino, que había tenido un accidente en la qualy, se estrelló contra el muro y quedó out del Gran Premio en la vuelta 32 cuando estaba en el puesto 16.

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No le salió nada. En lo que imaginábamos que sería un fin de semana soñado, en el que miles de argentinos coparon San Pablo desde hace varios días para verlo correr, a Franco Colapinto no le salió nada. Pero absolutamente nada. Luego de un jueves de alegría total, amaneció el viernes con el mazazo emocional que supone la muerte de un familiar directo, como su abuelo Leónidas.

Y si bien demostró haber estado fuerte desde lo mental para revertir la situación, lo deportivo no lo acompañó. Luego de un correcto sprint en el que ganó posiciones pero no sumó puntos, se adentró en un desafío sin precedentes en su paso por la F1: la lluvia. Y se la pegó tanto en la qualy, donde los daños fueron menores, como en la carrera.

Pero el último terminó siendo un piñón bárbaro. No pudo dominar el auto, se le movió de cola y chocó contra los muros para dejar el monoplaza totalmente destrozado.

En Williams quedaron todos atónitos. Se agarraron la cabeza y se generó un clima de velorio: caras largas y preocupación. Sólo algunos empleados de la zona de hospitalidad del equipo británico, especialmente aquellos encargados del bar, lograron continuar con sus acciones habituales. El resto no podía creerlo.

Si bien había sorprendido la estrategia de pararlo por segunda vez luego la primera que había sucedido dos giros atrás (porque ni siquiera le colocaron un juego de neumáticos diferente), nadie imaginaba el desenlace bajo la incesante lluvia paulista. Y mucho menos si la conducción era en fila india detrás del auto de seguridad.

Ahora bien, la otra cara de la moneda se dio en las tribunas. Pese a que la primera respuesta fue de shock, el público nacional salió a bancarlo. Lo apoyó, empezó a cantar al ritmo de “Olé, olé, olé, Franco, Franco” y se unió en un sentido aplauso. Tal como pasó a lo largo de los tres días de competencia, la nota más alta se la llevó la gente, a quien no le importó el resultado global de su compatriota.

TRIUNFAZO DE VERSTAPPEN

El piloto argentino salió desde el fondo de la grilla tras una complicada clasificación. Llegó a estar en el puesto 12, pero en la vuelta 32 se despistó y destruyó su Williams. El neerlandés tuvo un desempeño fenomenal y se encamina al título. Ocono y Gasly (Alpine), completaron el podio en Interlagos

En una carrera muy accidentada por las condiciones climáticas que complicaron el normal desarrollo en Interlagos, no faltó la emoción y buenos traspasos de los pilotos. Max Verstappen fue el gran ganador del Gran Premio de Brasil de F1.

Pese a haber largado en el puesto 17° por penalidad, el neerlandés de Red Bull tuvo una actuación brillante y se quedó con el triunfo que lo dejó muy cerca del título mundial. Ya en la primera curva, había avanzado al puesto 11°. Detrás se ubicaron Esteban Ocon y Pierre Gasly, quienes tuvieron un rendimiento notable para Alpine, que ganó varios puestos en la carrera de constructores.

La mala noticia llegó por el duro accidente de Franco Colapinto, quien había logrado salir a pista en el puesto 16 de la grilla pese a su despiste en la clasificación. Aunque llegó a estar en el puesto 12° en una carrera caótica, la falta de experiencia en lluvia le jugó una mala pasada al argentino de 21 años, que perdió el control de su Williams en la vuelta 32, destruyó su auto y abandonó.