La UNaM se prepara para poner en marcha sus comedores universitarios, coincidiendo con el inicio de clases. Pese a los recortes presupuestarios del Gobierno nacional, autoridades universitarias anticiparon que la apertura se concretará a más tardar el 8 de abril.

Con el inicio del ciclo lectivo previsto para el miércoles 3 de abril, la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) se encuentra ultimando los detalles para la apertura de sus comedores universitarios. Si bien la fecha exacta aún no ha sido confirmada, las autoridades académicas adelantaron que los comedores estarán operativos el mismo día de inicio de clases o pocos días después, a más tardar el lunes 8 de abril.

En un contexto económico y social complejo, caracterizado por recortes presupuestarios y una alta inflación, la UNaM decidió priorizar a los estudiantes con escasos recursos, sin ingresos ni cobertura de obras sociales. Esta decisión responde a la necesidad de garantizar el acceso a la alimentación básica para aquellos que enfrentan dificultades económicas.

Una novedad significativa para este año es que, por primera vez, se requerirá la presentación de la negativa de ANSES para poder inscribirse en los comedores universitarios. Es decir, los estudiantes deberán demostrar que no reciben subsidios ni asignaciones del Estado para acceder al servicio alimentario ofrecido por la universidad.

Este requisito busca optimizar los recursos disponibles y asegurar que aquellos que realmente lo necesiten sean los beneficiarios de esta asistencia. Sin embargo, representantes estudiantiles señalan que esta medida podría excluir a estudiantes en situaciones vulnerables que, por diversas razones, no cuenten con la documentación necesaria para obtener la negativa de ANSES.

La preocupación por la situación financiera de la UNaM no es exclusiva de esta institución. Todas las universidades públicas del país se encuentran en alerta ante los recortes de fondos por parte del Gobierno nacional.

El presupuesto asignado para este año es el mismo que el del año anterior, a pesar de que la inflación acumulada en los últimos doce meses supera el 270%. En términos reales, esto significa que las universidades disponen de menos de un tercio de los recursos con los que contaron el año pasado.

Esta reducción presupuestaria pone en riesgo no solo la calidad educativa sino también la capacidad de las instituciones para brindar apoyo social a sus estudiantes más necesitados, advirtieron diversas autoridades universitarias, entre ellas, el decano de la Facultad de Humanidades de la UNaM, Cristian Garrido.

 

 

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