El reciente anuncio del Gobierno nacional de habilitar el cobro de aranceles a los estudiantes extranjeros no residentes en las universidades públicas sorprendió tanto a las casas de estudio como al propio Ministerio de Capital Humano, según fuentes consultadas.

La medida fue informada este martes por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien aseguró que el objetivo es avanzar “hacia un país ordenado” y brindar una fuente de financiamiento para las universidades.

“Se va a disponer que las universidades nacionales puedan cobrar aranceles a los estudiantes extranjeros no residentes. Esto va a representar una fuente de financiamiento para las casas de estudio”, afirmó Adorni en su conferencia de prensa. Sin embargo, tanto el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) como la Universidad de Buenos Aires (UBA) desconocían el contenido de este anuncio, lo que generó sorpresa en el ámbito académico.

El vocero presidencial también destacó que la medida afectará principalmente a las carreras de Medicina, que en algunas universidades tienen una alta participación de estudiantes extranjeros, alcanzando hasta el 30% de la matrícula. En total, los estudiantes extranjeros representan el 4,3% de la matrícula universitaria pública en Argentina, lo que equivale a alrededor de 79.834 estudiantes en carreras de grado. En el nivel de posgrado, la proporción de extranjeros asciende al 9,2%, aunque en este caso las carreras ya son aranceladas.

La mayoría de los estudiantes extranjeros provienen de países latinoamericanos. Según los datos oficiales de la Síntesis de Información Universitaria, el 95,8% de los estudiantes internacionales en Argentina provienen de América Latina, principalmente de Brasil, Perú, Paraguay, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador y Chile. Estos estudiantes representan una porción significativa de la matrícula de las universidades estatales, siendo tres de cada cuatro estudiantes extranjeros matriculados en universidades públicas.

Reacciones y críticas del sector universitario

El anuncio de la medida no fue bien recibido por todos los sectores. En algunos casos, las universidades ya habían expresado su oposición al arancelamiento, al considerar que los estudiantes extranjeros representan una pequeña fracción de la matrícula total y que los argumentos financieros del gobierno no justificaban el cobro de aranceles.

“Al extranjero que viene solo a estudiar y a irse, me parece que debería cobrársele una cuota”, había afirmado el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, en una entrevista en agosto, aunque también planteó que el cobro de aranceles podría ser administrado directamente por el Ministerio de Educación.

Además, se habían presentado objeciones al concepto de “extranjeros no residentes”, dado que para poder acceder a la educación universitaria en Argentina, los estudiantes deben residir en el país y tener un Documento Nacional de Identidad (DNI). Desde el gobierno, se había intentado introducir esta medida en la Ley Bases de diciembre de 2023, pero fue desestimada en el Congreso. En junio de 2024, el ministro Federico Sturzenegger reconoció que el gobierno buscaba retomar la iniciativa en una ley educativa que abarcara diversas reformas, aunque hasta el momento no ha llegado al Poder Legislativo.

Posibilidades de implementación y el futuro de la medida

El debate sobre el arancelamiento volvió a estar en la agenda pública en octubre, luego de la Marcha Federal Universitaria y el veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario. Si bien en un principio se había hablado de la necesidad de una ley para implementar el arancelamiento, el vocero presidencial Adorni no dio mayores detalles sobre si la medida se implementará por decreto o por ley. Sin embargo, las universidades especulan con que podría ser adoptada por decreto, a pesar de la falta de consenso en el sector.

En cuanto al impacto de los estudiantes extranjeros en el sistema universitario, expertos como Quacquarelli Symonds, la empresa británica responsable del ranking QS, señalan que una alta proporción de estudiantes internacionales es considerada un atributo positivo para las universidades a nivel mundial, ya que fomenta intercambios culturales y enriquece la experiencia educativa. “Si una institución está atrayendo a una población considerable de estudiantes internacionales, esto tiene beneficios en términos de creación de redes, intercambios culturales y diversidad”, explican desde QS.

 

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