Advierten que la sobrecarga de contenidos diluye el aprendizaje en lengua y matemática
Según Irene Kit, referente de Argentinos por la Educación, solo 45 de cada 100 alumnos en Argentina logran completar sexto grado en tiempo y forma, un número que refleja los desafíos críticos en el sistema educativo. "Estos datos están por debajo de nuestras expectativas y deseos, pero debemos enfrentarlos y trabajar para transformar la realidad", expresó Kit.
¿Qué significa llegar en «tiempo y forma»?
kit explicó que «llegar en tiempo» implica que los estudiantes completan sexto grado sin haber repetido ni abandonado ningún año escolar, mientras que «llegar en forma» se refiere a alcanzar niveles satisfactorios en pruebas de lenguaje y matemáticas, evaluaciones clave acordadas nacionalmente para medir. competencias básicas. «Menos de la mitad de los estudiantes logran ambos objetivos, lo que nos obliga a implementar un apoyo intensivo en lengua y matemática para los que ingresan a la secundaria», puntualizó.
Impacto de la pandemia en la educación
Muchos de estos estudiantes cursaron sus primeros grados durante la pandemia, lo que generó una «deuda educativa» sin precedentes. Kit destacó que el sistema educativo se enfocó más en los protocolos sanitarios, descuidando en cierta medida la necesidad de recuperar y reforzar los aprendizajes perdidos. «Se priorizó el regreso a la normalidad sin una compensación pedagógica adecuada», indicó.
Desafíos estructurales: sobrecarga en la currícula escolar
Más allá de la pandemia, Kit subrayó que la sobrecarga de contenidos en el plan de estudios también afecta la calidad educativa. “La escuela incorpora cada vez más temas –desde educación ambiental hasta educación financiera–, pero la evaluación sigue midiendo la enseñanza de competencias esenciales como la lectoescritura y el pensamiento matemático”, comentó.
Priorizar lo esencial en la educación: la falta de enfoque en contenidos básicos afecta los aprendizajes
La crisis en la educación primaria argentina no se reduce solo a los impactos de la pandemia. Según Irene Kit, de Argentinos por la Educación, la sobrecarga de contenidos en el plan de estudios dificulta que los estudiantes consoliden los aprendizajes fundamentales. “Si analizamos una semana de clases, podemos ver cómo en matemáticas, por ejemplo, el aprendizaje se diluye entre contenidos adicionales que no permiten una base sólida en los alumnos”, explicó Kit.
Kit recordó cómo las generaciones anteriores alcanzaban un dominio claro en lectura y aritmética básica con solo unos pocos años de escuela. «Muchos de nuestros padres o abuelos completaron solo el tercer o quinto grado, pero eran buenos lectores, tenían buena ortografía y resolvían problemas simples de matemática», destacó. Esto, según Kit, se debe a que en aquella época la educación estaba orientada a reforzar pocos contenidos esenciales, como lengua y matemáticas.
El debate sobre la carga horaria y la necesidad de priorizar lengua y matemáticas
Actualmente, los estudiantes de jornada simple en Argentina tienen apenas cinco horas semanales para cada una de estas materias clave, un tiempo que para Kit es insuficiente. «Lengua y matemática son fundamentales, no solo por ser materias principales, sino porque representan los fundamentos del pensamiento humano y del conocimiento científico”, afirmó. Aprender a leer y a escribir, al igual que los modelos numéricos, requiere un esfuerzo constante y continuo, enfatizó.
El desafío, según Kit, es que las escuelas reciben un mensaje ambiguo. «Por un lado, se espera que prioricen la lengua y la matemática, pero también se les exige que integren una amplia gama de contenidos adicionales, como educación ambiental, sexual, financiera y digital», explicó. Esta falta de enfoque termina, en sus palabras, “como intentar meter dos litros de agua en un mate: el contenido esencial pierde fuerza y ??se queda con solo una huella débil en la mente de los estudiantes”.
La influencia de la educación informal y el rol de otros actores sociales
Kit también subrayó la importancia de distribuir la responsabilidad educativa entre diversos sectores de la sociedad. «No todo debe recaer sobre la escuela; temas como la educación sexual podrían abordarse desde la influencia de los medios y las redes sociales, con contenidos que lleguen a los jóvenes a través de influencers y otros referentes», propuso.
Kit recomendó que para revertir el debilitamiento en las áreas fundamentales de la enseñanza, es crucial rediseñar el currículum y asignar prioridades claras. Solo así, asegura, los estudiantes podrán alcanzar los niveles de comprensión y competencias necesarias para enfrentarse a una educación secundaria y, en última instancia, a un mercado laboral que exige habilidades sólidas en lenguaje y matemáticas.
Desafíos y esperanzas: el futuro de la educación en Argentina
La situación educativa en Argentina, donde apenas el 45% de los estudiantes alcanzan el sexto grado en tiempo y forma, exige un análisis profundo y coordinado entre familias, escuelas y sociedad en general, según Irene Kit, referente de Argentinos por la Educación. Kit enfatizó la necesidad de “ser claros y precisos” al definir el rol de cada actor involucrado en la educación. Explicó que, si bien las familias pueden apoyar, la responsabilidad de enseñar temas complejos, como matemáticas y lengua, sigue siendo de los docentes.
“Pedirle a los padres que enseñen como docentes es injusto; ellos pueden colaborar, por ejemplo, incentivando el desarrollo del pensamiento crítico o practicando la resolución de problemas cotidianos con sus hijos”, señaló Kit, subrayando que la verdadera enseñanza debe venir del entorno escolar. “Debemos asegurarnos de que los maestros cuenten con el tiempo y los recursos necesarios para impartir los contenidos fundamentales”.
El impacto de las pantallas y la importancia de las experiencias reales
Kit también alertó sobre el efecto que la tecnología y el uso excesivo de pantallas están teniendo en los niños. “La pantalla promueve una gratificación inmediata que no es natural en procesos de aprendizaje profundo, como lengua y matemática. Además, fomenta la pasividad, cuando en realidad los niños necesitan interactuar con su entorno de manera activa para aprender realmente”, indicó. Aunque las herramientas tecnológicas pueden ser beneficiosas si se usan con guía y moderación, Kit advierte sobre los riesgos de un uso descontrolado en el hogar.
Optimismo en la educación: una apuesta al esfuerzo sostenido
“La educación es una apuesta al esfuerzo sostenido ya la capacidad de mejora continua”, afirmó. Para Kit, la clave está en respetar y no sobrecargar a los docentes, permitiéndoles centrarse en enseñar aquellos conocimientos básicos que luego serán evaluados.
“Si logramos alinear las prioridades y liberar a los maestros de cargas innecesarias, soy bastante confiada en que podemos mejorar”, concluyó Kit, en un llamado a la sociedad para articular esfuerzos y respetar el trabajo educativo como base para el desarrollo futuro del país.
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